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  • Foto del escritorEster Díaz

Y tú… practicas la coherencia?

Actualizado: 6 sept 2020











Os ha pasado alguna vez que aún pensando de una manera concreta habéis actuado de otra totalmente diferente? Estoy segura de que sí! Actualmente, hay muchas situaciones en las que estamos convencidos de que no podemos hacer o decir lo que realmente pensamos por temor a las posibles consecuencias. Hemos aprendido que expresar lo que sentimos o lo que pensamos está mal porque podemos hacer daño a los demás, porque nos pueden rechazar,… y  empezamos a hacer cualquier cosa para agradar a los demás.

Priorizamos la aprobación externa por encima de la nuestra. La coherencia es la congruencia entre lo que piensas, lo que haces y lo que sientes. Podríamos representarla mediante un triángulo equilátero, en el que cada vértice acoge uno de estos aspectos. Es decir, lo que “Pienso” afecta a la manera en la que “Siento” y “Hago”. De la misma manera que según cómo me “Siento” afecta a cómo “Pienso” y a lo que “Hago”. Y según cómo me comporto o “Hago”, acabo “Sintiendo” y “Pensando” de una manera u otra. Más allá del juego de palabras, lo que intento decir es que hay una relación directa entre el

Pensar, el Actuar y el Sentir. Pero, os habéis parado a observar qué sentís cada vez que se rompe la armonía en el triangulo mágico? Puede que sintáis cabreo, frustración, tristeza… y eso, una y otra vez, día tras día. Es una consecuencia peor. Verdad? La falta de coherencia es uno de los aspectos más negativos en la relación con uno mismo y con los demás. Genera  desconfianza, apatía. Origina decepción y  frustración y te lleva a alejarte de la vida que quieres y te mereces vivir. A qué me refiero? Lo que quiero decir es que cuando “Actúo” acorde a mis ideas o “Pensamientos”, automáticamente genero una “Emoción” gratificante y sin esfuerzo alguno. He entrado en coherencia conmigo mismo. Sin embargo, cuando “Actúo” de forma diferente a la que “Pienso”, automáticamente genero una “Emoción” de incomodidad. Surge la tensión, el esfuerzo, el sacrificio. Empiezo a encontrarme a disgusto y muchas veces no sé de dónde nace esa insatisfacción. Cómo empezar a trabajar con el triángulo mágico? Teniendo en cuenta que estos tres aspectos están interrelacionados entre sí, en realidad da igual por donde empiece. La cuestión es observar mis “Pensamientos”, mis “Acciones” y lo que me hacen “Sentir”. Así que puede estar bien empezar por descubrir cuál de ellos no está en sintonía en esa situación de incongruencia. Seguro que hay situaciones y personas que hacen que pierdas tu equilibrio natural. Cuando identifiques esto, verifica qué estás pensando o qué estás diciéndote y cómo eso te está afectando emocionalmente y de qué forma estás actuando frente a estos estímulos. A partir de aquí, puedes empezar a modificar alguno de los tres factores para dar un giro a la situación ya que, de forma automática, generarás un cambio en los otros dos factores. Es como una regla de tres. En mi opinión, vale la pena practicar la coherencia, ya que te ayuda a hacer tu vida  más consistente, más auténtica, y encararla hacia el bienestar personal. Sostener la incoherencia es emocionalmente muy pesado.

Ester Díaz

Terapeuta Gestalt y PNL

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